Juan Carlos Díaz Lorenzo. Licenciado en Historia del Arte por la Universidad de Santiago de Compostela

El nacimiento de la ciudad de Dakar, en Senegal, se remonta a 1857, cuando el ministro francés de Colonias autorizó la construcción de un puesto militar en Dakar Point, un promontorio desolado situado frente a la isla de Gorèe, que durante muchos años fue la base más importante de la trata de esclavos. No tardaron en surgir establecimientos comerciales administrados por traficantes europeos, y pronto se abrió también una base de aprovisionamiento para los servicios navales de la flota de Messageries Impériales que hacía la ruta Burdeos-Río de Janeiro.

En 1866 se ampliaron las instalaciones portuarias, y en los mismos años se redactó un plan sumario de urbanización con trazado en cuadrícula, en el que una de las arterias en sentido E-W aparece interrumpida, hacia su mitad, por una plaza destinada a acoger los equipos administrativos. Once años antes, en 1855, el ferrocarril enlazó Dakar con St. Louis, que era entonces la capital de la colonia. Sin embargo, a comienzos del siglo XX la capitalidad pasó a Dakar (1902), atendiendo a su creciente importancia en el tráfico marítimo que se dirigía a América del Sur y por su mismo papel estratégico y comercial dentro del conjunto del África Occidental francesa[1].

Plano de la ciudad de Dakar, fechado en 1863

El puerto de Dakar adquirió una notable importancia comercial para la exportación de caucho y cacahuete, y como base de aprovisionamiento de los barcos en tránsito (con carbón y petróleo de importación), siendo ampliado entre 1898 y 1912. La expansión se produjo hacia el S y el W, sobre una planta improvisada que surgió de los elementos preexistentes, organizada en base a algunas diagonales y algún nudo de descomposición de las mismas.

Con las nuevas funciones asumidas por la ciudad, la estructura urbana se aclaró siguiendo la típica jerarquía colonial, en presencia de una pluralidad de funciones y de grupos multirraciales. En las zonas bajas noroccidentales se concentra  la residencia negra, en la denominada medina, creada para eliminar las bolsas de residentes africanos dentro de la ciudad europea, una parcelación elemental carente casi por completo de urbanización primaria. 

Una colonia de comerciantes sirios, interesados en explotar el mercado indígena, se incrusta entre la medina y los barrios europeos, que se extienden, en cambio por las zonas meridionales, en mejor posición, con sus 6.000 residentes franceses, en las inmediaciones  de las áreas de la colina ocupadas por los edificios del gobierno y de la administración.

En el período de entreguerras, el papel estratégico de Dakar se reforzó considerablemente al convertirse en centro de comunicaciones internacionales, con dos aeropuertos y el amarre de los cables submarinos telegráficos de enlace con Brasil, Francia (Brest) y las costas de Guinea. Dakar también se convirtió en lugar de suministro de capitales, como sede principal de las actividades del Crédit Foncier en el África Occidental francesa[2].

Entre otras ciudades coloniales importantes del África francesa figura Abidján, en la Costa del Marfil, que vino a sustituir en 1934, tras su florecimiento económico, iniciado alrededor de 1910, a las dos capitales anteriores del país, Grand-Bassam y Bingerville. Un plan de 1926 marcó la transición de la pequeña ciudad residencial-administrativa, que pasó a convertirse en gran ciudad portuaria e industrial. Lyautey actuó también durante un tiempo en Madagascar, ocupándose, entre otras cosas, del plan de Ankazobé. Más tarde se elaboró, asimismo, un plan para Tananarive.

Otras colonias francesas 

Con el mandato francés sobre Líbano y Siria (1920 y 1921), que vino a sancionar una influencia occidental de varios decenios, se reforzaron en los centros mayores, sobre todo en Beirut y Damasco, las tendencias favorables a formas de urbanización de tipo occidental. Incluso antes del mandato francés, se habían producido algunas intervenciones urbanísticas modernas, más o menos dispersas (place de l’ Etoile), debido a la penetración difusa de instituciones europeas, y también se había producido la formación de bulevares exteriores en torno a la ciudad vieja.

En Damasco, las primeras actuaciones interiores tuvieron lugar en 1878 bajo la administración de Midhat Bajá, seguidas de otras realizaciones llevadas a cabo en tiempos del gobernador turco Djemal Bajá durante la Primera Guerra Mundial. En tiempos de los franceses, al W de la parte vieja se levantó el centro administrativo, y a continuación de éste se extendieron los barrios europeos. Las influencias occidentales aceleraron la evolución de la ciudad, lo que provocó la degradación de los barrios viejos situados en torno a los monumentos religiosos más importantes.

También tiene una importancia notable la obra de planificación iniciada por los franceses en Indochina (Vietnam y Camboya) incluso antes de 1900. Las ciudades grandes, donde se concentra la población europea, se caracterizan por el establecimiento de una separación planificada de los barrios residenciales franceses respecto de los barrios vietnamitas. Hanoi, tomada por los franceses en 1882 y ocupada definitivamente en 1888, presenta una estructura cuyos elementos principales están constituidos por los nuevos barrios residenciales europeos, por el núcleo indígena y la ciudadela. En Saigón, la composición socialmente diferenciada de la ciudad se vio reforzada por la presencia del vecino centro de Cholon, el más populoso de los asentamientos chinos en Indochina.

Sede del Ayuntamiento de la ciudad de Saigón, actual Ho Chi Minh

Utilizando como pretexto la defensa de los católicos indochinos contra la represión de Mihn-mang, los franceses tomaron Saigón y sus alrededores en 1859, Camboya en 1863, la Conchin China en 1867, Annam y Tong-kin en 1883 y finalmente Laos, estableciendo uno delos regímenes coloniales más duros de la historia, donde cualquier signo de rebelión era aplastado. La Indochina Francesa se formó en 1887 con Annam, Tong-kin, Cochin China y República de Khmer. Laos se agregaría en 1893. La Federación duró hasta 1954, con capital en Hanoi y controlada por Francia a través de los emperadores.

Cuando finalizó la Primera Guerra Mundial se dio un nuevo impulso a la planificación urbanística con la intervención del especialista Hébrard, quien a partir de 1921 elaboró sucesivamente los planes para Hanoi, Saigón, Cholon, Haiphong, Dalat y Phnom-Penh (en Camboya), de importación exquisitamente académica, a excepción del proyecto correspondiente a la ciudad “climática” de Dalat, en el que prevalecen los criterios del asentamiento extensivo, con una mejor adaptación a los caracteres del paisaje.

Menos importancia tienen las colonias menores del Imperio francés, en las que, sin embargo, no faltan momentos de racionalización y promoción de los centros administrativos crecidos espontáneamente en las primeras fases de la colonización. Constituye una excepción la fundación planificada de Nouméa (1854), en Nueva Caledonia, sobre una planta en cuadrícula, destinada a constituir el principal núcleo de la isla y el puerto de exportación de los productos locales[3].

Fotos: Ed. Maurice Culot and Jean-Marie Thiveaud, Institut Français d’architecture, Mission des travaux historiques de la Caisse des dépôts et consignations; Architectures Françaises: Outre-Mer; Pierre Mardaga éditeur, Collection VillesDiego Delso.


[1] A partir de entonces, la ciudad comenzó a experimentar un intenso crecimiento de población, que pasó de 25.000 habitantes en 1914, a 30.000 en 1926 y a 100.000 en 1940.

[2] Fieldhouse, David. Los imperios coloniales desde el siglo XVIII.  Siglo XXI Editores. Madrid, 2002

[3] Op. cit.